martes, 14 de agosto de 2012

En la prisión del deseo estoy.

Muy bien, una vez más vuelves a caer en las redes de otra persona, en la ingenuidad y las inseguridades. En el desconcierto más grande.
¿Por qué? ¿Por qué la historia vuelve a repetirse? ¿Por qué vuelve a ocurrir una y otra vez? Es imposible no sentirse estúpido, usado, ignorante. Siento que puedo perderlo todo cuando en realidad no tengo nada que perder. Me siento débil.
Es infantil dramatizar de esta manera este tipo de circunstancias. Aun así, es lo más sencillo y a la vez lo más doloroso. 
No me resulta fácil reprimir las ansias de querer saber más; incluso sabiendo que, si doy un paso adelante, puedo golpearme contra una gran pared de piedra.
La canción que cité en mi último post decía que "la noche es toda magia", y realmente tiene mucha razón: puede ser realmente maravillosa, te crees capaz de todo, que nadie te puede vencer y que puedes conseguir todo aquello que te propongas. Pero cuando llega el día, la oscura realidad se regodea de ti de la peor manera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario