No hay forma de negar que esto está siendo tu venganza, la manera más gráfica de decirme: jódete.
Lo que no está tan claro es por qué no hago nada por evitarlo, por apartarme de esta situación de una vez; sino, todo lo contrario, seguirte el juego. Estar pendiente de tus órdenes, sin alternativa posible, atrapado en una cárcel sin escapatoria: sin puertas, ventanas o barrotes siquiera.
Y, sinceramente, no sé si sería capaz de liberarme y dejarlo todo atrás o si lo que ocurre es que no quiero hacerlo. Por más que me lo pregunto, no hallo la respuesta. El tiempo sigue escapándose y la situación se torna cada vez más complicada. En momentos así me pregunto: ¿de verdad merezco todo esto? ¿No debería dejar de luchar por algo que no hace más que dañarme?
Los días vividos no me dejan ver claro.
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