Muchos meses, demasiados, llevo pensando en la misma historia. En ocasiones se me olvida. Pero, tarde o temprano, todo vuelve. Aunque cada vez de forma más débil.
En estos meses he intentado avivar la llama de una historia que llegó a su fin, unos hechos que se empaquetaron solos y marcharon. Trataba de hacer volver algo que ya está muerto. Me he destrozado los sesos buscando alguna excusa con la que poder cumplir mis deseos, pero ya nada es válido. No hay forma posible de volver a disfrutar esas sensaciones, de perder el sentido y dejar que el tiempo pase sin más. Todo aquello forma parte de un capítulo ya cerrado, sin continuación. Ya no quedan guionistas ni escritores para esta historia, ya no se puede alargar más.
Ahora es un nuevo comienzo, un "como si no hubiera ocurrido nada", pero con la certeza de que sí ocurrió.
Me asusta y me entristece pensar que ya nada es ni será como antes, que esas personas hayan pasado por delante de mí como una exhalación y queden relegadas al pasado. No es justo. Pero así, y no de otra forma, es.
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