Perdóname por todos mis errores, por mis mil contradicciones, por las puertas que crucé. Discúlpame por quererte igual que antes y por no poder callarme. Ni siquiera hoy lo haré. Hay demasiados corazones sin consuelo y es demasiado frío este momento, cuando siento que te pierdo...
Entiéndeme por todas mis locuras, fueron la mitad más una de las que te he visto hacer. Discúlpame si te duele lo que veo: demasiados buitres negros. Tú eres demasiado bueno para ellos, tú eres demasiado bueno para ellos.
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