martes, 13 de septiembre de 2011
Rendición, parte primera.
Fui tan iluso, tan fantasioso, tan pueril. Sabía que no podía salir nada bueno de esto, pero una vez más hice lo que me dio la gana, sin pensar. Ahora sólo me queda afrontar todo lo que he ido sembrando. No me quedan fuerzas para luchar, para ver luz en medio de tanta oscuridad. Me he cansado de seguir intentando arreglar algo cuando la otra persona comprometida no me corresponde. No, no es que no comprenda tus sentimientos o que crea que careces de ellos; sí, sé que tienes tus miedos e indecisiones... pero, si de verdad me considerases tu amigo, me tratarías algo mejor. Si realmente lo fueses, aceptarías que te quiero y que quiero estar contigo. De veras que lo siento, pero me rindo.
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