"Salta con los brazos abiertos, ya no toques el suelo, y que tu cuerpo remonte el vuelo hacia el cielo (...) Salta aunque nadie te comprenda por encima de cabezas huecas; salta como un gato, tú no eres un pájaro enjaulado".
Me inspiro gracias a estas palabras sacadas de una canción de Amaral, pero al tiempo me viene a la cabeza un capítulo de la serie Ugly Betty con el mismo nombre. En él, la protagonista, Betty Suárez, tenía que lidiar con un gran problema: saber si su destino era permanecer al lado de Henry, su novio, o, por el contrario, de Gio, alguien con el que había compartido poco tiempo pero le había sido suficiente para darse cuenta de lo enamorada que estaba de él. Sí, al principio puede resultar banal la supuesta encrucijada en la que se encuentra la joven; incluso puede parecer sencilla la solución: que se quede con Henry, ya que es su amado. Y sí, en parte ese argumento es muy válido (en ocasiones suficiente); aunque, para su desgracia, va a perder a ese chico que tanto ama dentro de muy poco tiempo y sólo podrá verlo en determinadas ocasiones. Al mismo tiempo tiene al otro, al que enseguida supo encontrarle demasiados aspectos favorables. ¿Qué debería hacer ella: quedarse con la persona que ama y sufrir por no poder disfrutar ese amor que le profesa; o debería conformarse con una relación asegurada que, al menos, le permitiría estar atenta de sus otras preocupaciones? Quizá su única opción sea saltar... por una vez en su vida, saltar y olvidarse de todo, pensar en sí misma.
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