Prólogo de un epílogo

No es un buen momento, para qué nos vamos a engañar. He intentado en varias ocasiones escribir sobre ello, pero simplemente no consigo hacerlo. Antes de terminar, ya estoy inundado en lágrimas. Hay días en los que tengo la necesidad de hablarlo sin parar con el que se atreva a escuchar, y días en los que me siento tan ridículo por todo esto que cualquier mirada me parece juiciosa. Sí, quizá sólo sean imaginaciones que mi cabeza crea, pero a veces es tal la debilidad que ni siquiera puedes permitirte un momento de desequilibrio, sino que necesitas estar bien cogido, bien sujeto y protegido. No sé si me explico o si realmente puede explicarse... Sí que es cierto que tras expresarte, tras sacar toda la oscuridad que atormenta tu cabeza y exponerla en palabras, te sientes mejor, aliviado. Es una sensación fácil de reconocer. Sin embargo sabes que el problema no se ha solucionado, que esa oscuridad volverá a atormentarte con otras líneas desdibujadas. Es un duelo que siempre se pasa, dicen por ahí. Bueno, espero que sea más rápido de lo que está siendo hasta ahora. Pese a que eso implique olvidar a alguien que no quiero olvidar. 

He tomado una decisión que ahora mismo no me gustaría realizar, pero la necesito por muchas razones. Una de ellas es que me alejará de todo eso, en todos los sentidos, y eso supongo que será bueno. Voy a dejar que ocurra, voy a dejar que duela la ausencia, la huida, voy a intentar luchar aunque no tenga ganas. Y es que hasta ahora es lo que he seguido haciendo sin darme cuenta, aunque me haya sentido agotado en tantas ocasiones. Y puedo asegurar que me sentido muy, muy agotado, demasiado débil. Es por ello que intento tener fe en que esa decisión me cambie, me mejore, me sane. Casi dos meses y lo último que quiero es borrarte de mis recuerdos. Sé que es necesario.

Esto al fin y al cabo se asemeja a algo que nos ocurre en el día a día. Cuando llevas mucho tiempo metido en casa, la abulia te embriaga y te ves muy cómodo sin hacer nada. Pero en cuanto sales a la calle te preguntas a ti mismo por qué no has salido antes a disfrutar de todo lo que te depara la vida.