El poder que tiene a veces la música es a la vez espeluznante y maravilloso. Es capaz de ayudarnos a superar momentos de desesperación e inspirarnos con nuestros propósitos; pero asimismo puede transportarnos a épocas pasadas, en las que escuchabas esas dulces melodías por primera vez. Lo normal es recordar fragmentos de hechos concretos que te hacen sonreír, pero hoy, en mi caso, sólo ha conseguido hacerme recordar la sensación de felicidad que hubiera podido tener en algunos momentos. Sin pensar en ningún hecho aislado, simplemente el ambiente general. Y eso que por aquel entonces, 2008 y quizás 2009, tenía demasiados asuntos en la cabeza como para poder disfrutar de lo que sería en poco tiempo mi adolescencia. Sin embargo, para mi sorpresa, sería en 2010 cuando por fin decidiera dar muchos pasos que debería haber dado antes, cuando las cosas comenzaron a cambiar lenta pero progresivamente, y cuando de una vez por todas conocí a gente que merecía la pena.
Aun así, de tanto en tanto, me gusta volver a reproducir estas canciones para así conseguir una breve sonrisa y una sincera sensación de calma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario