domingo, 13 de enero de 2013

Comodidad.

Hace ya bastante que no escribo nada mío por aquí. Últimamente sólo me he pasado para poner la frase correspondiente de cada jueves y ya está. 
Sí, es cierto que he estado tres meses sin apenas tiempo para mí, pero esa ha sido una de las muchas circunstancias que se han dado. Así que a menudo lo considero más bien una excusa. Lo cierto es que no tenía el ánimo para coger mi libreta y ponerme a escribir, y era porque no tenía nada y mucho que decir al mismo tiempo, y todo lo que tenía que decir no era agradable... así que prefería no escribirlo para no hacerlo real.
Aun así, en lo más profundo, aun sin ver esos pensamientos plasmados en letras, yo lo sabía.
He sacado demasiada ventaja de las horas que tenía ocupadas y las libres las hacía pasar rápido buscando alguna otra cosa que hacer. Progresivamente me he ido encaminando hacia un estado de apaciguamiento total: tranquilidad, indiferencia, nada importa. 
A lo cual le encuentro parte positiva y parte negativa. La positiva es que he conseguido una estabilidad emocional que no tenía desde hace mucho tiempo; y la negativa es que de esta manera no soy sincero conmigo mismo ni con los demás, y escondo mis problemas, lejos, donde no puedan verse ni sentirse. 
Para ser sinceros, no he querido ni creo que todavía quiera moverme de este punto, sobretodo cuando sé con certeza que, aunque lo hiciera, no solucionaría todo eso que me ha preocupado.

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